Las especies invasoras es una de las mayores amenazas para la biodiversidad es la introducción, intencional o accidental, de especies exóticas (no nativas) que desarrollan un comportamiento invasivo, desplazando a especies nativas y causando graves daños a los ecosistemas.
Estos incluyen desequilibrios ecológicos entre las poblaciones silvestres,
cambios en la estructura y composición de las comunidades así como en su
funcionamiento, pérdida de poblaciones silvestres, degradación de la integridad
ecológica de ecosistemas terrestres y acuáticos, tanto marinos como
epicontinentales, reducción de la diversidad genética y transmisión de
enfermedades que afectan la salud humana y la flora y fauna silvestres.
Estas
invasiones ocurren aprovechando medios naturales como los causados por viento
(huracanes o tormentas), corrientes marinas o cambios en las barreras naturales
que mantienen a las especies confinadas a ciertas áreas, o introducirse por
diferentes vías directamente relacionados con las actividades humanas.
El incremento
del comercio, las actividades turísticas y el incremento en la frecuencia de
los medios de transporte, entre otros, han sido fundamentales en multiplicar
las oportunidades para que las especies foráneas se dispersen y
establezcan.
Algunas muy conocidas son las ratas y ratones de Asia, el lirio acuático
de Sudamérica, el pez león del Pacífico Oeste y Oceanía, el
pez llamada Dorada encontrada en baja california o la palomilla de nopal.
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